Contextualización histórica donde surge el debate ético y
político entre Sócrates y los sofistas y que dará lugar a la filosofía de
Platón.
La Grecia
arcaica, Hélade, ocupaba la península del Peloponeso, el sur de Itálica con sus
islas y las vastas regiones del Asia Menor. Por su desarrollo económico y
cultural permite el surgir de un estadio superior en la organización
occidental, la polis. Se va
imponiendo una clase social dominante terrateniente, una aristocracia rural y guerrera que era la portadora y representante de los valores y virtudes de la nobleza. La excelencia del hombre noble y el
mantenimiento de la tradición les
hacía poseedores de unos valores
propios, no aprendidos, poseídos por el nacimiento y el linaje. Los actos
justos eran aquellos que los nobles
ejercían en su actividad pública. La nobleza mostraba su virtud con la guerra,
la acción militar o el combate individual, la administración de bienes públicos
o comunes eran el escenario donde estas formas morales se difundían. Por su
parte, a la clase popular y campesina le quedaba el papel de sumisión al
poderoso y al trabajo productivo. La intención política era pues educar en
estos rígidos modelos morales para evitar disturbios y que cada clase social
debía hacer lo que era justo, es decir, su función asignada.
Será a comienzos del
siglo VI cuando aparezcan en las ciudades los primeros códigos de leyes y poco
a poco la justicia política va a ir suplantando a la virtud arcaica. Así,
por ejemplo, entre los espartanos surge la igualdad ante la ley de todos los
ciudadanos (en un contexto de economía esclavista) pudiéndose dedicar a la
planificación guerrera. Paulatinamente con esa consecución de igualdad, el concepto de justicia varió y vino a
significar la igualdad y simetría en el trato, en lo económico y en lo personal
para asegurar este equilibrio van apareciendo las primeras leyes escritas.
El siglo V antes de
Cristo o siglo de Pericles es una época decisiva para el cambio de
orientación política de la civilización griega. Atenas es el referente cultural
y económico de toda la Hélade. Véamos
algunos datos históricos:
490 a. C. , I Guerras Médicas: Atenas se
sitúa como la gran potencia de toda la Hélade al desbancar a los persas. El pueblo
reclama leyes frente a la aristocracia dominante.
477, Liga de Délica:
supone ventajas estratégicas para la defensa de Atenas así como le aseguró la
oposición con Esparta y otras ciudades bajo su dominio. Las clases populares
que habían colaborado en la defensa de Atenas reclaman más participación en el
gobierno. Surge así el llamado periodo imperial y los modos oligárquicos van a ser sustituidos por las nuevas formas
democráticas.
462, Democracia
ateniense: consideraba ciudadanos a una minoría, excluía a las mujeres, a
los extranjeros y a los esclavos. Era una sociedad esclavista que permitió la
participación de los ciudadanos en la asamblea porque al liberarlos del
trabajo, el ocio les ocupaba en las tareas públicas como administrar la
economía y la justicia permitiéndoles libertad e igualdad ante la ley. La acción política cristalizada en el uso
de la palabra, el logos público propició el cambio a la orientación de la
filosofía: el giro antropológico, la filosofía orientada a temas éticos y
políticos. Aquí situamos el debate que nos ocupa, Sócrates y los sofistas como
el principio de la reflexión platónica inspirada en su maestro.
433, Guerras del
Peloponeso:(cinco años antes del nacimiento de Platón) Esparta y Atenas se enfrentan. Es el fruto de un eterno conflicto
por el dominio y el control de las diferentes ciudades de la Hélade. La prolongada guerra
llevó a Pericles a abandonar Atenas al pillaje, acogiendo a su población en lo
que se conocía como Muros Largos (unían Atenas con su puerto, El Pireo). La
peste acabará con ellos en el 430 y será el principio del fin de la
esplendorosa Atenas. La obra de Platón transcurrirá en una Atenas corrupta y
decadente y tendrá por esperanza el regreso a la grandiosa y amada Atenas.
425 , 120 Iguales, que eran espartanos de grandes familias
capturados en un islote (hoplitas). A cambio, para su liberación les piden
rendir la flota espartana.
421, acuerdo de paz.
415, vuelve la guerra porque Atenas considera que Esparta ha
roto los tratados. Atenas organiza una expedición contra Siracusa (actual
Sicilia) que fue un desastre. Con ello se ganó enemigos. Las ciudades jónicas
de la Liga de
Delos se oponen a Atenas. Hay una
revuelta de estas ciudades jónicas que permite a Esparta imponerse y capitular
a Atenas una vez sitiada.
404, derrota de Atenas, Esparta obliga a Atenas a unirse a la Liga del Peloponeso.
Atenas está derrotada y obligada por Esparta a formar parte
de la Liga del
Peloponeso, la cuestión el ¿qué gobierno se constituirá? Están de acuerdo en poner fin a la
democracia pero cabe una duda: una oligarquía espartana o bien moderada. Surge
el gobierno de los Treinta Tiranos. En esta intervienen amigos y familiares de
Platón y él mismo no quiere formar parte de ese gobierno cruel. La pugna y
rivalidad existente provoca una guerra civil que lleva a una restauración de
una democracia cuestionable, aquí se produce la condena a muerte de Sócrates.
¿Por qué se desmorona
una ciudad que tuvo tanta grandiosidad? Esta es la cuestión que se plantea
Platón, la ignorancia de los políticos, la respuesta.
A partir de este contexto
entenderemos mejor la filosofía de los sofistas, Sócrates y, por fin Platón.
338, Batalla de Queronea: fin de las polis griegas, de las
ciudades estados. Comienza el período del Imperio Macedónico, Alejandro Magno.
Contexto sociocultural
La ciudad-estado griega abarca un territorio no excesivamente amplio, en el que reside la población rural. La ciudad, al tiempo que es el centro económico, político y social, sirve también de refugio en situación de guerra. En ella se encuentran el teatro, los gimnasios, los mercados, los templos y las instituciones políticas, pero también los talleres artesanos y otros centros de actividad económica y cultural. Muchas de ellas, además, se encontraban en la costa o cerca de ella, por lo que disponían de un puerto marítimo que facilitaba el desarrollo del comercio.
Atenas, siendo una democracia, disfrutaba de una organización social en la que las ideas de isonomía (igualdad ante la ley) y el consiguiente derecho a hablar ante la asamblea (isegoría) propiciaba un modo de vida muy alejado del conservadurismo estamental de la antigua aristrocacia o de las oligarquías que todavía seguían gobernando en otras ciudades-estado (como ocurría con la diarquía espartana). La democracia ateniense es una democracia directa, en la que los ciudadanos intervienen en primera persona en la Asamblea, en lo que se ha considerado un ejercicio directo de la soberanía. No todos los habitantes de la ciudad son ciudadanos, sin embargo. Los esclavos, los extranjeros y las mujeres no gozan de los derechos de ciudadanía: sólo los varones adultos que hubiesen terminado su formación militar como efebos (que solía tener lugar entre los 18 y los 20 años) y que fueran descendientes legítimos de ciudadanos atenienses, eran considerados ciudadanos. Tras las guerras del Peloponeso, en el siglo - IV, se calcula que vivían en Atenas en torno a 250000 personas, incluyendo a los esclavos, de las que menos de 30000 eran ciudadanos (en total habría unos 100000 atenienses, contando a los familiares sin derechos de ciudadanía: mujeres y niños).
La participación en la vida política, remunerados los cargos públicos desde Pericles, solía ser amplia, en las tres instituciones principales de la democracia: la Asamblea (Ekklesía), el Consejo de los 500 (Boulé) y en los Tribunales de justicia (Dikastería). La Asamblea tenía como funciones principales la de legislar, la de elegir cargos públicos y la de juzgar delitos políticos. El Consejo de los 500 tenía como función principal la de llevar a efecto las órdenes de carácter ejecutivo acordadas por la Asamblea, lo que implicaba una gran variedad de acciones en la administración de la polis, incluido su control. Los Tribunales intervenían en todos los casos de litigio, públicos o privados, y eran elegidos por sorteo entre los mayores de 30 años. El interés por lo público y el sometimiento a la ley (nómos) prevalece frente al individualismo y el culto a la personalidad, más propio de las sociedades aristocráticas de la época.
Esta organización social está basada en la actividad de los esclavos y de los artesanos. Entre los artesanos había, además, muchos extranjeros (metecos), aunque estaban también excluidos de la ciudadanía y del derecho a poseer propiedades inmobiliarias. Entre los ciudadanos atenienses el trabajo físico está mal considerado y, aunque son propietarios de tierras y realizan actividades comerciales, dedican la mayor parte de su tiempo, además de a su participación en la vida política, al ocio, a la preparación física en los gimnasios (el ejército lo constituían los ciudadanos y precisaban de un buen estado de forma), a las reuniones en el ágora o en sus propias casas con sus amigos, en las que se tratan cuestiones de todo tipo: culturales, políticas, filosóficas… Las mujeres están excluidas de estas actividades, así como del conjunto de la vida pública, quedando, sobre todo si eran de buena posición social, recluidas en sus casas, y viéndose privadas de una educación similar a la de los hombres.
En fin, durante los años que gobernó Pericles y las siguientes décadas, en Atenas se desarrollaron las artes y las letras hasta cotas no alcanzadas anteriormente. Fueron los años de los grandes monumentos de la Acrópolis, como el Partenón y el Erecteión. Junto a artistas como Fidias y posteriormente sus alumnos Agorácrito y Alcámenes, encontramos más tarde a Praxíteles, igualados ambos a Mirón y Policleto; pero también a ceramistas de la talla de Meidias. El teatro alcanza su máximo esplendor, con las tragedias de Esquilo, Sófloces y Eurípides, seguido de cerca por los logros alcanzados por la comedia con Aristófanes. Tucídides y Heródoto sientan las bases de lo que serán los estudios históricos en el futuro. Una actividad cultural sin precedentes que todavía hoy sigue causando admiración y proponiéndose como referente.
Contexto filosófico
Una ciudad como Atenas, con una economía floreciente, libertades democráticas, poco peso de la religión, afluencia de extranjeros, y abierta a las innovaciones, inmersa en un continuado desarrollo cultural y artístico, se convirtió pronto en un lugar atractivo para filósofos de todas partes.
El desarrollo cultural del siglo - V atrajo a filósofos de la talla de Anaxágoras, que formó parte del llamado círculo de Pericles, y también de Demócrito (aunque se le atribuye la queja de que estuvo en Atenas y nadie le reconoció), pero sobre todo a los llamados sofistas, que fueron bien recibidos en Atenas y durante muchos años se encargaron de la educación de los jóvenes de las más destacadas familias atenienses, instruyéndolos en el arte de la oratoria y del debate político, tan necesario para progresar en la vida política democrática ateniense. Pródico de Ceos, Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontini e Hipias de Elis son algunos de los más conocidos sofistas que estuvieron en Atenas y fueron reputados por sus enseñanzas y discursos, centrados en cuestiones del lenguaje, de antropología y sociología, desde posturas relativistas - tanto en lo político como en lo moral-, diferenciándose así de los filósofos jónicos, que habían manifestado una preocupación más centrada en el estudio de la naturaleza; pero con cierta proximidad, por su interés por la lógica, con las escuelas itálicas de Elea.
Mención aparte merece el ateniense Sócrates, quien ejerció una gran influencia en Platón, al igual que en otros jóvenes que fundaron escuelas filosóficas basadas en sus enseñanzas, las llamadas escuelas socráticas menores, como Euclides de Megara (fundador de la escuela de Megara), Fedón de Elis (escuela de Elis), el ateniense Antístenes (escuela cínica, a la que perteneció el conocido Diógenes de Sinope) y Aristipo de Cirene (escuela cirenaica). Sócrates, considerado como un sofista por sus conciudadanos, fue considerado por Platón como el antisofista por excelencia, en lo que Platón nos ha transmitido como su preocupación fundamental: la búsqueda de la verdad absoluta, de la definición universal, alejándose del relativismo de los sofistas. Posteriormente el mismo Platón, tras la creación de la Academia, se convertirá en el filósofo más reputado de Atenas, atrayendo a su escuela estudiantes y filósofos de toda la Hélade, entre los que podemos citar a Eudoxo de Cnido y a Aristóteles.
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